¿Alguien se ha puesto a analizar por qué los usuarios de teléfonos celulares y de la televisión por cable pagan puntualmente sus deudas con las empresas privadas que prestan esos servicios y sin embargo se niegan a pagar a las empresas públicas de electricidad (sin la cual no cargarían las baterías de los celulares ni podrían ver la televisión), de agua potable y de basura?
Algunos dirán porque las primeras empresas dan un servicio eficiente y las públicas no. Claro, esta aseveración no se puede probar porque si el cien por ciento de los usuarios de electricidad pagara la energía, el agua y la basura, sin dudas que estos servicios también serían eficientes.
Otros dirán que por la corrupción. Si fuese así, ¿por qué se oponen a poner gerentes privados, no políticos, a administrar esos servicios?
La única racionalidad perversa que explica la oposición a que se realicen alianzas público-privadas en servicios que son indispensables para el bienestar y la salud de la gente, es seguirse beneficiando de la corrupción personal de no pagar por un servicio que se recibe.