La pandemia ha arrasado la cartelera de Hollywood sin dejar prácticamente supervivientes y hoy Disney renunció a lo que queda de 2020 al retrasar los lanzamientos previstos para diciembre de «Free Guy» y «Muerte en el Nilo».
Con Ryan Reynolds como protagonista, «Free Guy» iba a aterrizar en los cines el 11 de diciembre con una historia cómica acerca de un tipo que de repente descubre que su vida sucede en medio de un videojuego.
Por su parte, Kenneth Branagh, tras «Asesinato en el Orient Express» (2017), iba a presentar el 18 de diciembre una nueva película sobre Agatha Christie con «Muerte en el Nilo», una cinta en la que está acompañado por Gal Gadot, Armie Hammer o Annette Bening, entre muchos otros.
Tanto «Free Guy» como «Muerte en el Nilo» se han quedado por ahora sin nueva fecha de estreno.
El único «blockbuster» (superproducción para el gran público) que continúa en el calendario de lanzamientos para 2020 de Hollywood es «Wonder Woman 1984», cuyo estreno sigue fijado para el 25 de diciembre.
En el caso de la secuela de «Wonder Woman» (2017), que ya acumula tres retrasos, juega en contra que es una película de Warner Bros., el estudio que contra viento y marea se empeñó en presentar «Tenet» en las salas después de que estas llevaran meses cerradas por el coronavirus.
La estrategia comercial de esta superproducción de Christopher Nolan no funcionó nada bien en Estados Unidos, donde ha recaudado solo 53,8 millones de dólares, y fue tomada por los estudios como un aviso para navegantes.
Disney ha sido una de las compañías de Hollywood más radicales desde el principio a la hora de renunciar a los cines en 2020 debido a la pandemia y, en su lugar, ha optado por retrasos («Black Widow», «Eternals», etc.), estrenos en Disney+ con coste extra («Mulan») o lanzamientos en su plataforma sin cargo adicional («Soul»).
No obstante, estos nuevos aplazamientos de «Free Guy» y «Muerte en el Nilo» respaldan una vez más a las voces de la industria cinematográfica que acusan a los grandes estudios de una mirada cortoplacista y egoísta y de haber dejado vendidas a las salas de cine, las cuales, sin estrenos de relumbrón y solo con cintas «indies» y reposiciones a mano, enfrentan un futuro repleto de sombras.