La brasileña Lurdiana, que se ha convertido en una estrella de la danza del vientre en las redes sociales, es una de las muchas extranjeras que se han hecho un nombre practicando este arte milenario en Egipto, considerado lugar de nacimiento de este baile.
Aficionadas llegan a Egipto procedentes de todo el mundo, sobre todo de Europa del este y de América Latina, para practicar la danza del vientre. Ahora dominan ya la escena en este país conservador.
Es casi medianoche y la bailarina del vientre rusa, Anastasia Biserova, da vueltas enérgicamente bajo la atenta mirada de los invitados de una boda en El Cairo, que la contemplan embelesados.
Vestida con un traje verde chillón bordado de lentejuelas, balancea sus caderas y su estola de color rosa claro al ritmo de las darbukas, del violín y del sintetizador de una pequeña orquesta, según el video que ha publicado en redes sociales.
Como muchas bailarinas extranjeras, Biserova ha logrado hacerse un nombre tras cuatro años en Egipto.
“Ningún país del mundo aprecia la danza del vientre como Egipto”, asegura a la AFP. “Hay una tendencia creciente a invitar a bailarinas […] extranjeras a las bodas, en discotecas o a otros acontecimientos”.
Cada vez hay menos bailarinas egipcias, por la mala reputación de esa práctica, considerada inmoral, y por la represión creciente de las autoridades.
Además, las restricciones relacionadas con la pandemia de coronavirus, como la prohibición de grandes acontecimientos o el cierre de discotecas, supusieron un duro golpe para el sector.
Muchas bailarinas, sin embargo, mantuvieron el vínculo con su público divulgando en las redes sociales videos de actuaciones suyas grabados durante el confinamiento.
Doble rasero
Lurdiana, convertida en estrella en las redes sociales, tardó en comprender la ambivalencia con la que los egipcios tratan a su oficio.
Su arte es apreciado pero, muy a menudo, no la consideran “una profesional”, explica la treintañera. “Creen que no he tenido una buena educación y que lo único que hago es enseñar mi cuerpo para ganar dinero”.
Sin embargo, la danza del vientre estuvo muy bien considerada a principios del siglo XX.