La moda se ha reinventado a causa del COVID, y el sector nupcial no es la excepción. La ostentosidad cada vez más pasa a un segundo plano para ser reemplazada por la comodidad, pero eso no quiere decir que la apariencia deba verse afectada. Las tendencias han cambiado sin perder de vista lo que toda mujer quiere: lucir hermosa en el día más especial de su vida.
Los vestidos informales lideran como los más llevados de la temporada, por el hecho de que ahora las celebraciones tienden a hacerse en el día y con menos de 50 personas, dice la diseñadora dominicana radicada en Estados Unidos Sira D’ Pion (@siradpion). A esas agrega otra razón: por las limitaciones que ha traído la pandemia, en la actualidad se requiere más tiempo para tener un diseño listo. “Como estuvimos cerrados el año pasado, las producciones en China pararon, los pedidos tardaban mucho para llegar y ahora es que todo empieza a normalizarse. Por eso las novias están optando por vestidos que puedan adquirir rápido, que estén en inventario y se pueda modificar fácilmente”.
Los cortes más buscados, según la diseñadora, son los ‘V’ y los ‘A’, cortos en lugar de largos, a las rodillas y tobillos, para mantener la esencia glamurosa que amerita la ocasión. Como las colas largas y faldas pomposas se han dejado de lado, las mangas han cobrado especial protagonismo. “El estilo que vemos es bohemio, con telas más suaves, tules y transparencias, para dar un toque elegante sin sacrificar la comodidad”, dice.
La novedad en el mundo de la moda nupcial es que no solo se está apostando a los vestidos; también a trajes de dos piezas y jumpsuits o enterizos, estos últimos especialmente usados por quienes no celebran, y solo acuden a las autoridades civiles para hacer formal la unión. ¿La gran ventaja de ambas piezas?, pueden utilizarse varias veces, para diferentes ocasiones.
Aunque con la pandemia disminuyeron las bodas y actividades sociales, D’ Pion dice que ésta favoreció su negocio, al menos en un principio. Como ella es quien produce su mercancía, tuvo la oportunidad de suplir las necesidades de los clientes mientras la mayoría de las tiendas estaban cerradas. “Tuve una clienta en plena pandemia, precisamente dominicana, que decidió seguir con su boda y yo le hice su vestido como lo había pedido”, dice, para luego añadir que la crisis la llevó incluso a producir trajes de hombre, pues las opciones en el mercado eran muy pocas.
A raíz de la situación, cuenta que tuvo que cerrar su tienda física ubicada en el Orlando Fashion Square Mall para instalarse en un espacio más pequeño en la ciudad de Winter Park y abrir un estudio, además de que se concentró en las plataformas digitales. “Aproveché el tiempo para hacer cambios que nos ayudan a mantenernos en pie, como mejoras en la página web, y reinventarme. Por ejemplo, ahora a cada vestido le creamos una mascarilla para que las novias puedan combinarse”.
Si algo deja como enseñanza este último año es que llevar el vestido perfecto para caminar al altar es fundamental, pero más importante aún es disfrutar de ese momento tan especial en compañía de las personas amadas. Según la diseñadora, ahora los clientes priorizan y eligen un buen vestido desde la razón y no tanto desde el capricho. Con optimismo, espera volver a la normalidad con relación a los eventos para finales de este año y principio del próximo.
Diseñadora Sira D’ Pion.