El escritor estadounidense Frank Herbert escribió a principio de los años 60 la novela de ciencia ficción Dune. No es este el lugar para analizar los méritos literarios de Herbert y Dune, ni de sus numerosas secuelas, en cambio sí tiene interés el que nos detengamos un momento en el que quizás, pese a todo, es el tema central de la novela junto a la lucha contra o con el desierto. Me estoy refiriendo, claro, a la religión.
Para cualquiera que conozca la historia del islam y haya leído el Corán, Dune pierde automáticamente mucha de su novedad, pero lo esencial no es si Herbert se inspiró profundamente en la historia de Mahoma, sino cuál era su visión de la religión en aquel momento para alguien inteligente e informado que escribía desde los EEUU.
En los apéndices de la novela hay una parte que se titula la religión de Dune y allí se encuentran algunas de las ideas y visiones más interesantes que Herbert tenía sobre lo religioso en general y el impacto que esto tenía en el trasfondo de su novela. Junto a las bene gesserit, que tanta presencia tienen en la obra y que al parecer están inspiradas en los jesuitas (también esto nos hace comprender mejor hasta qué punto el mundo protestante tiene un concepto terriblemente deformado de los jesuitas) quizás los tres eventos religiosos más importantes de la misma son la yihad butleriana, la propia yihad del protagonista Paul Atreides y la Biblia Católica Naranja (B.C.N.). Recordemos que por los años que Herbert escribía su obra, la Iglesia católica estaba celebrando su concilio Vaticano II, del que tanto se ha derivado en la religión de las últimas décadas.